Permítanme compartirles lo que me pasó y me sigue pasando cuando conecto con la parte más dura de un dolor semejante con el objetivo de poder ir superándolo de a poco....pero para eso hay que poder hablar de él.
Al ir escribiendo en mis cuadernos, antes de que ésto se transformara en un blog,todo lo que yo sentía,tardé bastante en poder escribir acerca del dolor específicamente, no porque no lo sintiera obviamente ,sino porque al hacerlo me ponía más triste aún y reconozco que me costaba mucho enfrentarlo......hasta que me permití y tuve el valor de adentrarme en el dolor y la bronca y poder ponerle palabras.
Creo que hay que ser fuerte y valiente para sobrellevar la muerte de un hijo, pero también hay que ser valiente para meterse "bien adentro" del dolor, de todo aquello que provoca dolor....pensarla, recordarla, mirar una foto o varias de ella, que te pregunten "cuántos hijos tenés"? y no sabés si responder" tres o cuatro"...o " tres acá y una en el cielo"...o confirmar asistencia a algún evento y decir "vamos los 5" y no los 6...por poner algunos ejemplos de la vida cotidiana.
Da bronca y duele saber que otros pasaron por alguna enfermedad parecida a la de Mili y se curaron!!!y en realidad esa sensación ya la habíamos vivido por casi 5 años después del transplante!!!
Que sus amigas se van recibiendo de sus carreras universitarias y ella no llegó....quedó ahí en la puerta.
También duele ver sufrir a sus hermanos aunque la remen como los mejores, saber lo que la extrañan! lo mismo que sus amigas, sus primos y la familia toda!
Todos esos sentimientos salen bien de adentro, brutalmente humanos sin ningún manto de piedad y donde no hay frases que los puedan suavizar como "el tiempo lo cura todo", "ya pasará",etc...Mientras estemos en la tierra eso nunca será 100% así.
Podemos transitar el dolor y transformarlo pero no lo podemos hacer desaparecer por arte de magia, ahí no te salva ni Harry Potter..
Para largar la bronca y el dolor hay que hacerlo en su terreno y con su lenguaje, enfrentarlo cara a cara y llorar, maldecir, gritar o lo que salga, porque de esa manera lo vas liberando y le vas perdiendo el miedo a enfrentarlo y poder conocerlo en su real dimensión.
El sufrimiento de sus últimos días de internación fue lo más horrible, feo, impresionantemente doloroso que me tocó vivir...algo que no se lo deseo a nadie!Ver a tu hija sufrir tanto no cabe en ningún lado. Se te parte el alma, el corazón, el cuerpo, la cabeza, absolutamente TODO, aún aunque fuera rodeada de un amor gigantesco!
Duele, duele y duele y llorás, llorás y llorás....vivís el padecimiento más grande que te pueda tocar acá en la tierra.
Esos momentos de tanto sufrimiento quedan grabados a fuego, a veces vienen sin que los llames a querer instalarse de nuevo!En los momentos más inesperados aparecen intempestivamente con una fuerza arrolladora y te atraviesan en el momento y lugar que estés sin pedir permiso:en la cola de un banco, en el supermercado,caminando por la calle, en la sala de espera de un consultorio, etc. y no los podés controlar!
También sucede que no siempre hay "espacios" para largar la bronca o el llanto....si estás en tu casa y querés llorar está todo bien, pero a veces si te ven tus hijos, se preocupan y se ponen mal. En el trabajo, si bien estás enfocado en otras cuestiones, de repente aparece esa ola arrasadora de dolor y tenés que tratar que se te pase rápido y recomponerte, más cuando trabajás con niños como en mi caso que soy directora de un jardín de infantes.
Siendo Mili tan tolerante al dolor (se aguantaba todo) fue muy terrible e injusto verla sufrir tanto. En varias oportunidades tenía que salir de casa a toda velocidad hasta el hospital porque se moría literalmente del dolor e ir rogando que la morfina o el fentanilo le hicieran efecto porque a veces no había nada que se lo calmara rápidamente por más esfuerzo que hicieran los médicos.Lo que sufrió físicamente esa chica no tiene nombre!!
Eso me sigue doliendo y mucho aunque sepa que ella está ahora radiante y feliz.
Son situaciones traumáticas muy fuertes para los que quedamos acá y que vamos a tener que aprender a convivir con ellas.
Sin embargo,lejos de escapar del dolor y huir de él, en algún momento es bueno y sanador poder enfrentarlo porque pasado ese mal momento nos recomponemos y de a poco nos vamos haciendo más fuertes.
La vida está llena de momentos felices, dolores, alegrías, tristezas...pero lamentablemente o no, de lo que más aprendemos es de los dolores.
Sin embargo,lejos de escapar del dolor y huir de él, en algún momento es bueno y sanador poder enfrentarlo porque pasado ese mal momento nos recomponemos y de a poco nos vamos haciendo más fuertes.
La vida está llena de momentos felices, dolores, alegrías, tristezas...pero lamentablemente o no, de lo que más aprendemos es de los dolores.
En realidad son ellos los que nos enseñan a ver lo esencial de las cosas , lo trascendente de la vida , lo verdaderamente importante de nuestro rumbo.Sacuden a todo tu ser, de cabo a rabo, y allí aparece nuestra alma desnuda, llorando, pidiendo auxilio y mostrándose tal cual es...lo paradójico es que eso es lo que necesitamos para elevarnos y evolucionar.....conectar con nuestra alma.