La idea de este blog es contar mi experiencia sobre la enfermedad y la muerte de mi hija y cómo hasta en los procesos más duros se puede transformar el dolor en AMOR y compartirles la certeza de que la vida sigue más allá de la muerte.
Celebrar y agradecer la vida debería formar parte de nuestro ritual cotidiano, por lo menos al levantarnos y al acostarnos.
Cuando uno recibe un regalo lo primero que hace es agradecer y si la VIDA es un increíble regalo cómo no agradecerlo!!!
Por supuesto que siempre es más fácil cuando todo se presenta en calma, en armonía y sin demasiados contratiempos.
Cuando la vida nos sonríe, nos sale casi espontáneamente y de una manera natural esa actitud de agradecimiento. Ahora bien, qué pasa cuando la vida "no nos sonríe"? Cuando todo parece derrumbarse, cuando atravesamos momentos de dolor, angustia, vacío, desasosiego, pérdidas....
Cuando no encontramos el rumbo ni el sentido de la vida, cuando estamos sumidos en un agujero negro que parece no tener fondo...
Cómo hacer en esos momentos para encontrar algo para agradecer???
La realidad es que en medio de las terribles tormentas no lo vamos a ver, sino cuando hayan calmado las aguas y los vientos y podamos observar el panorama con mayor nitidez .
Al quedar devastados, desnudos, desvalidos no nos queda otra opción que pedir ayuda y volver a reconstruir-nos y es allí donde se darán los verdaderos aprendizajes que son los que, en definitiva, después sí vamos a agradecer.
La claridad viene más tarde, como corolario de la tragedia, para ayudarnos a discernir qué cosas son verdaderamente importantes en esta vida y cuáles no.
Entonces podremos agradecer la presencia de los seres queridos que nos sostuvieron en esos momentos, la fortaleza interior que muy probablemente ni siquiera sabíamos que poseíamos, cada pequeño-gran gesto de amor que nos prodigaron, el seguir vivos a pesar de los "tsunamis" y el descubrir nuestro verdadero poder interior que no es otro que aquel que el Padre nos ha infundido al crearnos, sólo que lo vamos olvidando, más aún cuando avanzamos con "semáforo verde" y lo dejamos a un costado dormido, aletargado...
Los momentos más duros, de mayor dolor, son los que nos sacuden de cabo a rabo y nos hacen replantear nuestra existencia. Ahí comienza a actuar el discernimiento y despertamos a ese ser poderoso que habita en nosotros, que clama por salir para ayudarnos a "recalcular" nuestro camino.
Cuando logramos reconocer esos momentos de aprendizaje nos es posible agradecerlos y encontrar las fuerzas para seguir adelante más conscientes, más despiertos, aunque con más cicatrices seguramente...
Ellas serán las encargadas de recordarnos que ante cada caída hubo un proceso sanador que nos permitió seguir avanzando, interpelándonos continuamente en nuestros propósitos para lograr la mejor versión de nosotros mismos.
Hoy en día gracias a la revolución tecnológica de la que somos testigos y protagonistas, se nos ve facilitada la vida con las "recargas virtuales", ya sea para el celular, para la tarjeta SUBE de transporte y para cualquier otro trámite on line que nos simplifique la vida.
Paradójicamente estamos cada vez más desconectados de "la humanidad" y de nuestro ser, por lo que necesitamos más que nunca una "recarga espiritual"que nos acerque a lo verdaderamente esencial del ser humano.
Lo cierto es que en la confusión permanente que vivimos, no es tan fácil encarar esa "recarga" solos. A veces necesitamos que algo o alguien nos ayude a conectar con nuestro interior, porque estamos anclados, anestesiados en la periferia y no nos animamos a avanzar.
Con mucha cautela y respetando los procesos de cada cual, los "facilitadores externos" serán los que suavemente nos tomen de la mano y nos introduzcan en ese particular viaje hacia el interior.
Este viaje no es igual para todos, el mismo es único y original. Nuestro ser sabrá cuándo lo estamos proveyendo de un buen alimento y cuando no. Es decir, el discernimiento interior actuará como el catador de la "comida".
La buena noticia es que si ésta es de calidad, no sólo no nos caerá mal sino que nuestro espíritu seguirá ávido de ese buen alimento que es el que en definitiva nos nutre y nos conecta con nuestra fuente.
Cómo darnos cuenta si lo que estamos recibiendo ayuda a elevar nuestro ser? Primero y ante todo sentiremos paz en nuestro corazón, serenidad y equilibrio. El amor irá creciendo no solo hacia nosotros mismos sino también hacia los demás.
Y lo más importante es que eso que sentimos lo llevaremos a la acción, buscando cada vez mayor coherencia entre lo que pensamos y lo que decimos,entre lo que nuestro espíritu nos dicta y cómo actuamos en consecuencia.
De qué manera nos nutrimos espiritualmente?
La respuesta por suerte no es una sola, hay muchas maneras y cada uno elegirá y será artífice de su propio camino, quizás por medio de prácticas religiosas, o a través de la meditación o trabajando para alguna ONG o nutriéndonos de todas ellas a la vez.
El factor común será mantener siempre viva y encendida la llama del amor que habita en cada uno de nosotros y que se nutre de la chispa divina que procede del Creador.
El gran desafío es tratar de mantener el "tanque lleno" y si nos cuesta, tratar de que las "recargas" sean cada vez más seguidas.
Será cuestión entonces de estar atentos al marcador de combustible interno de cada cual. En tanto seamos conscientes de "nuestra medida", nos iremos dando cuenta que la vida nos presenta cosas extraordinarias cada día y cada una de ellas nos hará crecer interiormente para que el paso por este mundo tenga un real y verdadero sentido, no sólo para nosotros mismos, sino para toda la humanidad ya que en definitiva TODOS SOMOS UNO.
Hace dos semanas tuve la dicha de "atreverme a andar" en Salta ,la linda, con el testimonio de los "milagros inesperados"de este blog y del libro que lleva el mismo nombre publicado en noviembre de 2018.
Antes que nada quiero agradecer a todos los que se "animaron también a andar" y asistieron a la charla, quizás sin saber muy bien qué iban a escuchar, pero como dije esa noche no creo en las casualidades y todos esos "caminantes" estaban allí por algo o mejor dicho para algo.
Todos de una u otra manera pudieron escuchar con el corazón y comenzar de a poco a sanar las heridas propias.
Por supuesto que no es fácil, el camino es arduo y se van dando pequeños pasos ...A veces sentimos que avanzamos y otras que retrocedemos diez casilleros pero así es la vida: dinámica, imprevisible, contradictoria y apasionante a la vez! Lo importante es mantenerse en movimiento. Sólo así podremos ir caminando con un sentido, mientras vamos sanando nuestras heridas y aprendiendo en esta escuela de la vida.
Es cierto que yo fui valiente en compartir mi historia (como me dijeron ese día) pero igual de valientes fueron todos los presentes, ya que se animaron a adentrarse en temas como la enfermedad y la muerte, temas que nos incomodan y de los que no nos gusta hablar, digamos que no tienen buena prensa , pero son inevitables porque son parte de la vida; son las dos caras de la misma moneda: luz/ oscuridad, alegría/ tristeza, salud/enfermedad, vida/muerte.
Poder hablar de lo que nos pasa, de lo que sentimos, de nuestras penas y dolores es el primer paso para empezar a sanar, para ir corriéndonos del "por qué" y tratar de encontrar el "para qué".
La transformación ,como en el caso de la metamorfosis de la mariposa, es lenta y es un proceso individual, muy íntimo. Así como el gusano pasa de convertirse en "un bicho que se arrastra"para transformarse luego en una bella mariposa que despliega libremente sus alas y se permite ver el mundo desde otro lugar, así también es posible ir transformando ese dolor que nos arrastra para convertirlo en amor en acción.
Si duele mucho es porque amamos mucho y ese amor no se pierde ni se desvanece, sigue intacto y más aún, se profundiza porque alcanza el nivel más puro y sublime, el amor en su máxima plenitud. El amor de los seres que partieron es más incondicional que ningún otro porque conocieron cara a cara ese "amor incondicional"del Padre y estarán eternamente a nuestro lado.
Si bien esa noche éramos todos desconocidos y cada cual guardaba su historia de dolor, a medida que se iban abriendo los corazones, se iba tejiendo una red invisible pero muy fuerte donde todos nos íbamos uniendo y sosteniendo,ya que estábamos hablando el mismo lenguaje del dolor y del amor, que paradójicamente se entiende y se comparte sin palabras. Es un lenguaje universal.
Atreverse a andar también supone animarse a encontrarle un sentido a nuestra vida y para eso también hay que mirar para adentro, hacer un viaje hacia nuestro interior, lo cual muchas veces incomoda y sacude estructuras...
Yo seguiré animándome a andar por donde sea necesario y por donde Dios me señale el camino porque siento que esa es parte de mi misión y de la que Mili comenzó...
"Caminante no hay camino,se hace camino al andar"
A seguir andando!!!
(Si alguno quiere organizar una charla/ presentación del libro, no duden en contactarse por este medio o por el mail del blog : milagrosinesperados17@gmail.com
Muchas gracias!)
Después de la muerte de un hijo (y otro tipo de pérdidas) definitivamente ya no sos la misma persona. Y aunque resulte una obviedad esta afirmación, parecería perder fuerza a medida que pasa el tiempo.
A la vista de los demás tu vida sigue y el "tiempo lo cura todo".
Retomas tus actividades "habituales", primero con mucho esfuerzo y luego de a poco te vas acomodando a la nueva situación , a veces a tal punto que el que no sabe nada de tu vida, jamás imaginaría la carga y el dolor que llevas por dentro.
Pero...ya no sos la misma
El día que ese dolor enorme y arrasador llega a tu vida es como si te pusieran un "pin" o un abrojo en tu corazón que llevarás por toda tu existencia.
Y ya no sos la misma
Está en cada uno aceptar ese dolor, moldearlo,suavizarlo y hasta en el mejor de los casos transformarlo en amor y sabiduría y por ende trascenderlo, y así y todo...ya no sos la misma.
En este caso por haber crecido interiormente, por haber podido asumir y comprender más cabalmente nuestra naturaleza humana y divina y nuestra misión en esta tierra.
Se resignifican tu fe, tus vínculos, tu mirada de la vida y aprendes a deleitarte y agradecer las pequeñas cosas de todos los días: un gesto amable, la sonrisa de un niño, las mariposas revoloteando en el jardín, un atardecer...
Ya no sos la misma
Esta última parecería encaminarse a ser tu mejor versión y está muy bueno que así sea porque justamente los dolores más fuertes son los que nos hacen crecer y correr el velo de lo que "estaba dado",de ese status quo donde no había cuestionamientos ni reclamos.
El proceso es único y muy íntimo.
Cada uno sabe qué es lo que cambió en su interior y qué hacer con ello pero hay algo tan evidente como innegable y es que
Ya no sos la misma ...
En los procesos de duelo, independientemente del tiempo que haya pasado desde la partida del ser querido, hay formas de suavizar el dolor o mejor dicho de resignificarlo. Una de ellas tiene que ver con los rituales que adoptemos, estoy hablando de “rituales sanadores”. Cada familia encontrará los propios que serán únicos y particulares. Dependerá de su historia, de sus creencias, de sus experiencias anteriores y de la impronta de cada grupo social.
Pero cuando hablo de rituales sanadores me refiero a aquellos que alivian, suman, suavizan y mantienen “vivo” a ese ser querido.
A lo largo de las publicaciones del blog yo les fui narrando distintos rituales que adoptamos casi sin darnos cuenta y sin haberlos pensado previamente…iban saliendo a medida que transcurríamos el proceso y se daban de una manera espontánea, cualidad que considero indispensable para que sean efectivos.
Uno que para nosotros fue y es muy sanador es “la visita al cementerio”, claro que nuestras visitas son un poco particulares…casi que nos lo tomamos como un día de campo: llevamos mate, lonas para sentarnos, guitarra, música, algo para comer y nos instalamos frente a su tumba (es un cementerio parque muy agradable, arbolado, prolijo y “acogedor”, si cabe la palabra)
Si bien sabemos que Mili está con nosotros en todo momento y lugar y que son sus restos mortales los que están allí, ese sitio pasó a ser nuestro punto de encuentro con ella, nuestro espacio de unión donde parecería cobrar una presencia muy particular y cercana.
La frecuencia varía de acuerdo a las ocupaciones de cada cual, pero tratamos que sean bastante regulares, cada dos meses aprox. En realidad van surgiendo de acuerdo a la necesidad de uno o varios miembros que proponen la visita.
Debo confesar que la gente que pasa por al lado nuestro en esos momentos, nos mira con un poco de desconcierto porque convengamos que no es lo “habitual”, pero es creo yo, una sorpresa que ayuda a descontracturar y naturalizar “esas visitas”.
Vuelvo a lo mismo que dije antes: en los cementerios no hay un protocolo explícito de cómo uno debería comportarse ahí adentro y dado que cada proceso es personal, digamos que "todo vale”, siempre obviamente que no se falte el respeto.
Nos ha sucedido que nos hemos encontrado con gente amiga que está asistiendo a otro entierro mientras nosotros estamos de “visita” y se suman con gusto a la ronda de charlas, guitarra y mate hasta que el cortejo fúnebre se pone en marcha.
También hemos roto protocolos al llevar por ejemplo globos de helio para el día del cumpleaños de Mili, ya que a ella le encantaban y lo más divertido era aspirar el helio y hablar/cantar
Pili cantando...
En otra oportunidad habíamos llevado un tupper con brownies y al ver a un señor muy solito parado frente a una tumba cercana, nos acercamos para convidarle y nos quedamos conversando mucho sobre su mujer(a quien iba a visitar) y sobre su familia. Un encuentro muy sanador!!
Otro ritual sanador en nuestro caso fueron los “mandaleandos”, que ya he contado en otras publicaciones y en los cuales hemos formado una hermosa red de contención, manteniendo vivo el recuerdo y la presencia de Mili.
Por supuesto que sus fotografías están siempre presentes al igual que sus anécdotas o frases célebres.
También en las fechas especiales, como cumpleaños o aniversarios de su partida, se dan en algunas ocasiones, “festejos significativos”.
Al año de fallecer Mili , sus hermanos organizaron una fiesta con la familia y amigos para celebrar su vida. En la primera parte hicieron un concurso de preguntas por equipos, donde debían responder o completar frases típicas de ella o situaciones y anécdotas de su vida que habían quedado en el recuerdo de todos, especialmente por lo graciosas o desopilantes que eran.
Y en la segunda parte todos los jóvenes bailaron y se divirtieron tal como si ella hubiese estado presente.
Para la fecha de sus cumpleaños también por lo general se gestaba alguna “movida particular”.
Recuerdo en una ocasión que vinieron sus amigas a compartir ese festejo y trajeron de "regalo" una carta de agradecimiento de una asociación benéfica que atiende chicos con cáncer a la que ellas habían realizado un aporte de dinero “en nombre de Mili”; fue un gesto muy lindo y sanador!!!
También ha sucedido que para alguna de estas fechas, una amiga o familiar haya concurrido a donar sangre y registrarse como donante de médula, campaña que de alguna manera había comenzado con ella en vida, al ayudarnos a todos a tomar conciencia de la importancia de donar sangre.
Los indios navajos tienen un bello ritual. Cuando el Maestro considera que el discípulo está en condiciones de seguir solo su camino, le regala una vasija de barro. El discípulo debe romperla y con un trozo de ella, crear una nueva pieza.
Este rito es una espléndida metáfora de vida.
La muerte de alguien querido nos obliga a juntar pedazos y a crear un nuevo camino, diferente al que se transitó hasta ese momento. Es una creación permanente.
Los rituales laicos o religiosos tienen la misma finalidad: ofrecer contención espiritual/emocional al cambio que se está viviendo: acompañar ese pasaje que implica dejar un estado para entrar en otro, nuevo, diferente, en el que la vida no será como fue hasta entonces, y en donde no queda otra que transitar ese cambio con todas las herramientas, ayuda y creatividad posibles.
El modo en que podamos vivir ese paso establecerá la diferencia.
Y recordemos que no estamos solos!!! Ellos desde arriba nos dan la fuerza para hacerlo, la fuerza más poderosa que es el AMOR. Ese sí no tiene fecha de caducidad. Ese lazo de amor incondicional que jamás se desatará, sino todo lo contrario, seguirá creciendo y perdurará para toda la eternidad.
Definitivamente con la publicación del libro se abrió otro capítulo impensado que hoy les quiero compartir.
Desde lo personal puedo afirmar más aún lo sanador que resulta escribir más allá de que no sea un proceso fácil, sobre todo porque se trata de abrir el corazón y desnudar el alma con algo tan íntimo y sensible, pero además pude comprobar porque generosamente me lo hicieron saber, cómo había obrado el libro en varias personas que lo leyeron.
Más allá de las felicitaciones por la obra, que recibo con mucho cariño y agradecimiento,volcaron experiencias sucedidas, durante o luego de leer el libro, es decir, empezaron a suceder en cada uno de ellos esos "milagros inesperados"a los que los alentaba a creer.
Me llegaban comentarios como:
"Inés,no sabes lo que me pasó! cuando estaba leyendo el libro pasó algo muy loco..."o "mientras estaba sentado con el libro se me posó una mariposa al lado mío" o "se me paró una mariposa por media hora en la remera"!!!,etc
Se iban de a poquito despertando esas capacidades muchas veces ocultas de percibir señales y manifestaciones de la vida diaria que nos conectan con ese otro plano más trascendental, esos son los "pequeños milagros".Los hay y todos los días; el punto es estar atentos y entrenar los sentidos y como digo siempre agradecer esas señales!
La vida en sí misma es un milagro, poder descubrirlo y vivenciarlo es lo que va a marcar la diferencia en nuestro paso por este mundo.
También hubo procesos más profundos en distintas personas que gentilmente me compartieron y que tenían que ver con vivencias relacionadas a la muerte de un familiar o a replanteos de su propio sentido de la vida y de otra mirada más trascendental de la misma.
Les relato a continuación dos experiencias que dan cuenta de lo expresado anteriormente:
La misma noche de la presentación del libro, mi hija Lucía estaba cantando una canción que había compuesto para su hermana, verdaderamente muy linda,y lo estaba haciendo en el jardín con una guirnalda de luces colgada detrás de ella que enmarcaba el "escenario" con mucha calidez; el único detalle era que una luz no andaba...
En un momento la canción dice:
"ay ay ay ay Milagritos,
ay ay ay ay bajá y cantemos al menos un versito...oh oh
En ese momento la luz que no andaba se encendió pero muchos no nos dimos cuenta de ello hasta que vimos el video que una amiga había filmado...
Luli fue la primera que se percató del detalle y luego lo compartió con nosotros.
Siempre que suceden este tipo de cosas queda flotando en el aire ese"qué casualidad", no?
Pero para los más escépticos la confirmación llegó al día siguiente, cuando recibió un mensaje vía Silvina,mi prima, en donde Mili le hablaba a Luli, diciéndole que "efectivamente había bajado a cantar con ella y que esa lucecita había sido la señal.
Transcribo un fragmento del mensaje:
"Pediste incansablemente que te hablara en forma personalizada, ese modo de pedir caprichoso es lo que más me genera ternura, esperas que te lleguen mis palabras a través de Silvina porque vos aún no te das cuenta que te hablo a través de lo que haces, para mí con tu voz y tu accionar cuando dedicás tu tiempo a llenar ese espacio que crees dejé vacío, pues te cuento LUCECITA que ese espacio está muy lleno por mí y mi presencia es tan nítida que sola ves las señales y decís: ahí está ella* pero quiero más (se sonríe con picardía) ... amo tu voz, amo tu canto, es escucharte y sentir el canto de los pájaros, nunca dejes de cantar porque a través de tu trino es que se genera en mí la Unión entre ambas y nos hacemos una, me puedo fundir en vos..."
El mensaje completo y el video no los reproduzco acá respetando la voluntad de Lucía pero si le agradezco el haberlo compartido!
Otra situación muy particular y muy linda me la hizo llegar un amigo:
"Te cuento algo que me paso en estos días que leía el Libro, por la mañana antes de ir a trabajar y estando solo en el cuarto de la tele le dedicaba tiempo a la lectura de Milagros Ines Perados. El 8 de Diciembre, mi mujer, como todos los años armó el Pesebre en el cuarto de la Tele, y esa noche el tercero de nuestros hijos preguntó en la mesa cuando estábamos comiendo"¿ VIERON , EL NIÑO JESÚS PARECE QUE TIENE ALAS? QUIÉN LO PUSO ARRIBA DEL LIBRO? ( nunca supimos quién lo puso en esa posición que forma la imagen perfecta del Niño Jesús con Alas, el tamaño es perfecto, pareciera que la imagen se hizo especialmente para que se Forme esa Linda Imagen)"
También en esos días le fue concedida una gracia muy especial, que no contaré porque es de carácter privado pero que él la atribuyó a la intercesión de MILI, a quien no conoció en vida, pero que ahora forma parte de la familia como si la hubiese conocido desde siempre!
La vida no se presenta fácil muchas veces, es más puede tener tantas complicaciones y aristas oscuras como queramos encontrarle, pero también nos da la posibilidad de verla con otros ojos (seguramente después de unos cuantos golpes) con los ojos del alma que son mucho más sabios que nuestros ojos físicos y que permiten ver "otra vida", no sólo no tan difícil sino mágicamente maravillosa, en la que estos milagros diarios son posibles y son regalos de Dios para que estemos cada vez más conectados con la fuente.
"Lo esencial es invisible a los ojos", decía El principito y cuánta razón tenía!
No dejen de soñar, no dejen de imaginar, no dejen de pedirlo y estén atentos porque las señales llegan y "los milagros vienen, siempre suceden"