Hoy en día gracias a la revolución tecnológica de la que somos testigos y protagonistas, se nos ve facilitada la vida con las "recargas virtuales", ya sea para el celular, para la tarjeta SUBE de transporte y para cualquier otro trámite on line que nos simplifique la vida.
Paradójicamente estamos cada vez más desconectados de "la humanidad" y de nuestro ser, por lo que necesitamos más que nunca una "recarga espiritual"que nos acerque a lo verdaderamente esencial del ser humano.
Lo cierto es que en la confusión permanente que vivimos, no es tan fácil encarar esa "recarga" solos. A veces necesitamos que algo o alguien nos ayude a conectar con nuestro interior, porque estamos anclados, anestesiados en la periferia y no nos animamos a avanzar.
Con mucha cautela y respetando los procesos de cada cual, los "facilitadores externos" serán los que suavemente nos tomen de la mano y nos introduzcan en ese particular viaje hacia el interior.
Este viaje no es igual para todos, el mismo es único y original. Nuestro ser sabrá cuándo lo estamos proveyendo de un buen alimento y cuando no. Es decir, el discernimiento interior actuará como el catador de la "comida".
La buena noticia es que si ésta es de calidad, no sólo no nos caerá mal sino que nuestro espíritu seguirá ávido de ese buen alimento que es el que en definitiva nos nutre y nos conecta con nuestra fuente.
Cómo darnos cuenta si lo que estamos recibiendo ayuda a elevar nuestro ser? Primero y ante todo sentiremos paz en nuestro corazón, serenidad y equilibrio. El amor irá creciendo no solo hacia nosotros mismos sino también hacia los demás.
Y lo más importante es que eso que sentimos lo llevaremos a la acción, buscando cada vez mayor coherencia entre lo que pensamos y lo que decimos,entre lo que nuestro espíritu nos dicta y cómo actuamos en consecuencia.
De qué manera nos nutrimos espiritualmente?
La respuesta por suerte no es una sola, hay muchas maneras y cada uno elegirá y será artífice de su propio camino, quizás por medio de prácticas religiosas, o a través de la meditación o trabajando para alguna ONG o nutriéndonos de todas ellas a la vez.
El factor común será mantener siempre viva y encendida la llama del amor que habita en cada uno de nosotros y que se nutre de la chispa divina que procede del Creador.
El gran desafío es tratar de mantener el "tanque lleno" y si nos cuesta, tratar de que las "recargas" sean cada vez más seguidas.
Será cuestión entonces de estar atentos al marcador de combustible interno de cada cual. En tanto seamos conscientes de "nuestra medida", nos iremos dando cuenta que la vida nos presenta cosas extraordinarias cada día y cada una de ellas nos hará crecer interiormente para que el paso por este mundo tenga un real y verdadero sentido, no sólo para nosotros mismos, sino para toda la humanidad ya que en definitiva TODOS SOMOS UNO.
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