domingo, 10 de noviembre de 2019

Celebrar la vida





Celebrar y agradecer la vida debería formar parte de nuestro ritual cotidiano, por lo menos al levantarnos y al acostarnos.
Cuando uno recibe un regalo lo primero que hace es agradecer y si la VIDA es un increíble regalo cómo no agradecerlo!!!

Por supuesto que siempre es más fácil cuando todo se presenta en calma, en armonía y sin demasiados contratiempos.

Cuando la vida nos sonríe,  nos sale casi espontáneamente y de una manera  natural esa actitud de agradecimiento. Ahora bien, qué pasa cuando la vida "no nos sonríe"? Cuando todo parece derrumbarse, cuando atravesamos momentos de dolor, angustia, vacío, desasosiego, pérdidas....
Cuando no encontramos el rumbo ni el sentido de la vida, cuando estamos sumidos en un agujero negro que parece no tener fondo...
Cómo hacer en esos momentos para encontrar algo para agradecer???
La realidad es que en medio de las terribles tormentas no lo vamos a ver, sino cuando hayan calmado las aguas y los vientos y podamos observar el panorama con mayor nitidez .
Al quedar devastados, desnudos, desvalidos no nos queda otra opción que pedir ayuda y volver a reconstruir-nos y es allí donde se darán los verdaderos aprendizajes que son los que, en definitiva, después sí vamos a agradecer.
La claridad viene más tarde, como corolario de la tragedia, para ayudarnos a discernir qué cosas son verdaderamente importantes en esta vida y cuáles no.

Entonces podremos agradecer la presencia de los seres queridos que nos sostuvieron en esos momentos, la fortaleza interior que muy probablemente ni siquiera sabíamos que poseíamos, cada pequeño-gran gesto de amor que nos prodigaron, el seguir vivos a pesar de los "tsunamis" y el descubrir nuestro verdadero poder interior que no es otro que aquel que el Padre nos ha infundido al crearnos, sólo que lo vamos olvidando, más aún cuando avanzamos con "semáforo verde" y lo dejamos a un costado dormido, aletargado...

Los momentos más duros, de mayor dolor, son los que nos sacuden de cabo a rabo y nos hacen replantear nuestra existencia. Ahí comienza a actuar el discernimiento y despertamos a ese ser poderoso que habita en nosotros, que clama por salir para ayudarnos a "recalcular" nuestro camino.

Cuando logramos reconocer esos momentos de aprendizaje nos es posible agradecerlos y encontrar las  fuerzas para seguir adelante más conscientes, más despiertos, aunque con más cicatrices seguramente...
Ellas serán las encargadas de recordarnos que ante cada caída hubo un proceso sanador que nos permitió seguir avanzando, interpelándonos continuamente en nuestros propósitos para lograr la mejor versión de nosotros mismos.

5 comentarios:

  1. Hermosas palabras y más aún que no son poesía pura, es la vida misma que te las enseñó...

    ResponderEliminar
  2. QUERIDOS INE Y PIPO : SIEMPRE ALENTANDONOS Y CONTAGIANDO SE FUERZA... GRACIAS !ª!!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Es tal cual Ana! Es la vida misma la que me enseñó...

    ResponderEliminar
  4. Gracias ine por animarnos a ser agradecidos. Es esencial para ser felices, pero recordarlo ayuda a poner mas conciencia en ca da momemto!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Celi! Que nuestra conciencia se expanda cada vez más!!

      Eliminar

Entradas Populares